Hace tiempo que vengo observando un deterioro en las relaciones entre muchos adolescentes. Dejando claro que en todas las épocas ha habido cabroncetes de ambos sexos y que en la actualidad hay muchísima juventud extraordinaria, sin embargo hay algo que ha aumentado y es palpable para todo el que se pasee una tarde-noche por un parque, cerca de una discoteca, o en cualquier zona frecuentada por adolescentes.
Es imposible no enterarse de sus conversaciones, porque hablan a gritos (esto no es malo, aunque molesto y de mala educación) y faltándose al respeto y, cada dos palabras, un taco. No necesariamente es que estén discutiendo, ¡es su forma habitual de comunicarse!
Lo mismo da entre chicos, que entre chicas, que entre chicos y chicas. Ahí hemos conseguido la igualdad. La igualdad en grosería y ordinariez.
La violencia verbal y las palabras que se dirigen entre chicos y chicas indican que se tratan entre sí como objetos.
¡ Y nos extrañamos de la violencia doméstica en España!
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