domingo, 6 de noviembre de 2011

La ley natural y la moral objetiva existen

Decirle a un niño en edad de formarse intelectualmente que un matrimonio puede ser entre un hombre y una mujer, o entre dos hombres, o entre dos mujeres, o entre un hombre y una morsa, o entre una mujer y una silla, es contribuir firmemente a que cuando crezca y se convierta en un hombre hecho y derecho, en lugar de un ciudadano respetable sea un majadero de tomo y lomo. Las consecuencias de esa actitud impresentable desde un punto de vista educativo las ha estudiado bien el doctor Polaino, quizá la mayor autoridad en la materia que hay en Europa, y se resume en que ya hay chicos de diez y doce años sin identidad sexual.
Es un crimen (sí, no seamos tibios en la adjetivación cuando sabemos que es cierto), es un crimen de lesa humanidad pervertir la frágil mente y la todavía débil voluntad de un niño llenando su cerebro de basura ideológica, falseando las verdades más elementales e irrefutables, ocultando aquello que es tan evidente como la luz del sol o las estrellas. Y todo por el poder. Y todo para que los politicastros a los que el pueblo ha entregado la soberanía se perpetúen en su vida regalada, que sufragan, por cierto, con nuestro dinero. ¿Realmente es posible que estén tan ciegas "las mayorías" para no ver este diabólico juego de ingeniería social?

La ley natural y la moral objetiva existen, les guste a los izquierdosos o les moleste a los liberales. Por suerte, aún hay miles de personas que lo saben. 

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